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: he cambiado el blog de sitio. Ahora está aquí.

miércoles, 1 de julio de 2009

Leyendas urbanas: El Mercedes de 75$

Rebuscando el mi colección de revistas antiguas, me encontré con una historia urbana que me llamó la atención. Se trata de la famosa historia del Mercedes de 75 dólares, y dice así (la copio textualmente):



Los empleados de la oficina de seguros cumplían el ritual de todos lo slunes por la mañana: fumaban un puro con los pies encima de la mesa y leían los anuncios del periódico. Todos comentaban uno que llamaba la atención.
Se vende Mercedes 280 SL. Ventana solar. Todos los accesorios. Burdeos, tapicería de cuero y estéreo. 75 dólares.
Se les hacía la boca agua, pero releyeron varias veces la columna. Tenía que ser un error de imprenta. Nadie vendería un coche así por 75 dólares.
Pero un comercial no lo olvidó. Se quedó mirando el anuncio y por fín se decidió a llamar al número que indicaba.
Le contestó una señora.
-Llamo por el Mercedes -dijo-. ¿Todavía sigue en venta?
-Sí -contestó ella-. Sigue en venta.
-¿Y cuesta setenta y cinco dólares?
-Exacto: setenta y cinco dólares.
-Pues me gustaría ir a verlo.
Fué en coche a la dirección que le dió. Era una casa grande, de ladrillo, con dos alturas, piscina y cancha de tenis. El seto y el césped, exquisitamente cortados, revelaban la existencia de un jardinero.
Una atractiva rubia le abrió la puerta.
-He venido a ver el Mercedes -le dijo.
La mujer hizo un gesto con la mano en dirección a un garaje de dos plazas.
-Está allí. Tome las llaves. Abra la puerta y póngalo en marcha.
La visión del coche le dejó sin respiración.
Se podía ver reflejado en el capó. Los tapacubos refulgían. Por dentro era todo de un lujoso y brillante cuero tostado y revestido de madera oscura.
Probó la ventana solar. Probó el equipo estéreo. Todo funcionaba. El motor arrancaba de ensueño. Era el coche perfecto.
Volvió a la puerta de la casa.
-¿Sigue costando setenta y cinco dólares? -preguntó una vez más.
-Así es -contestó la rubia muy segura.
La mano le temblaba al escribir el cheque.
Pero no podía irse sin prguntarlo.
-Señora, sólo quiero saber por qué vente usted este coche por setenta y cinco dólares. Nadie vendería un coche así por ese precio.
Ella dudó un instante, pero luego sonrió ligeramente.
Se lo voy a contar -dijo-. Hace unos cinco años conocí al hombre perfecto y me casé con él. Era alto, con buen tipo y guapo. E ingeniero. Ganaba unos doscientos mil dólares al año y así es como podiamos mantener esta casa y todo lo que ve. Nuestro matrimonio iba bien. Todo parecía perfecto.
Solo había un pequeño fallo. Una de nuestras vecinas era una mujer preciosa y seductora. Y la semana pasada se escaparon juntos.
Hizo una pausa y sonrió de nuevo.
-Me ha llamado esta semana. "No cuelgues, cariño, no cuelgues" me dijo. "Has sido muy comprensiva y sé que también vas a comprender esto. Ya se que te he hecho daño. No te lo mereces y lo siente. Pero quiero que me hagas un pequeños favor: vende el Mercedes y mándame la mitad del dinero"

Esta historia data de la década de los cuarenta, y el precio varía desde los cinco hasta los quinientos dólares, y el choche varía por un Cadillac, un Porsche, o un Volvo. En todo caso no deja de ser curioso, que además de la historia, haya una canción, de John McCutcheon, que empieza así (lo pongo directamente traducido):
Una mañana cuando leía el periódico
buscando un juego nuevo de neumáticos
encontré un anuncio de lo más curioso
en la sección de coches
Me pareció un golpe de suerte alicinante
"Corvette Stingray" decía,
"bajo kilometraje, rojo vivo
modelo del 83: ¡65 pavos!"

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